El lémur rufo blanco y negro o lémur de collar en blanco y negro es una especie de primate estrepsirrino de la familia Lemuridae. Como todos los lémures, es endémico de Madagascar. Presenta un pelaje denso y suave, de color blanco y negro, con un collar de pelaje blanco distintivo alrededor de su cuello. No hay un dimorfismo sexual marcado en cuanto a tamaño, pero las hembras suelen ser dominantes en el grupo. Los lémures rufos pueden pesar entre 3 a 4.5 kg y medir alrededor de 100 a 120 cm de longitud, incluyendo su larga cola.

Estos lémures tienen una cara negra con una mirada expresiva y ojos grandes y amarillos que les proporcionan una excelente visión nocturna. Sus orejas son prominentes y están cubiertas de pelo blanco, lo que contribuye a su distintivo aspecto. Tienen manos y pies adaptados para trepar, con pulgares oponibles y almohadillas adhesivas que les permiten agarrar ramas con facilidad. El lémur rufo blanco y negro tiene una estructura social matriarcal, donde las hembras son las líderes del grupo. Su comportamiento vocal es muy desarrollado, utilizando una variedad de sonidos para comunicarse, desde llamados de alarma hasta vocalizaciones para mantener la cohesión del grupo. Son animales diurnos, lo que significa que están activos principalmente durante el día.

Además, estos lémures tienen una notable capacidad de salto, pudiendo moverse ágilmente entre las ramas de los árboles. Su dieta y hábitos alimenticios contribuyen significativamente a la dispersión de semillas en su hábitat, jugando un papel crucial en la ecología del bosque de Madagascar. La piel del lémur rufo es gruesa, lo que les proporciona protección contra las mordeduras de insectos y otras heridas menores. Su cola, aunque no prensil, es utilizada para balancearse y comunicarse visualmente con otros miembros del grupo. Los lémures rufos también poseen una memoria espacial avanzada que les permite recordar la ubicación de los recursos alimentarios y los límites de su territorio.

La dieta del lémur rufo blanco y negro consiste principalmente en fruta dulce, hojas, néctar, flores y semillas. Por lo general, buscan el alimento solos volviendo a unirse a su grupo más tarde para dormir. Los depredadores más comunes del lémur rufo en blanco y negro son la boa constrictor, las águilas y la fosa nocturna (un depredador de Madagascar emparentado con la mangosta). Como el lémur rufo blanco y negro es diurno, la fosa nocturna es su amenaza más grande.

Habitan principalmente en los bosques lluviosos del este de Madagascar, prefiriendo áreas de densa vegetación donde pueden encontrar abundante alimento y refugio. Viven en grupos de hasta 5-15 individuos, aunque pueden formarse agrupaciones mayores durante la temporada de alimentación cuando los recursos son abundantes. Los lémures rufos son territoriales y marcan su territorio utilizando glándulas olorosas situadas en su trasero y en la garganta. Estos lémures también construyen nidos en los árboles, utilizando ramas y hojas, donde las hembras dan a luz y cuidan a sus crías.

Durante la estación seca, su dieta se adapta y pueden consumir más hojas y flores cuando la fruta es escasa. El marcaje de territorio no solo previene conflictos entre grupos, sino que también ayuda a los individuos a navegar y encontrar recursos dentro de su área de acción. Los lémures rufos tienen un comportamiento social complejo y pasan gran parte del tiempo interactuando con otros miembros del grupo a través de acicalamiento y juegos.

En la actualidad, la especie se encuentra en peligro de extinción debido a la deforestación que padece la isla de Madagascar. Tienen una temporada de cría específica, que suele ser entre mayo y julio. Las hembras dan a luz a 1-3 crías después de un periodo de gestación de aproximadamente 102 días. Las crías son inicialmente cuidadas en nidos construidos por las madres. Utilizan una variedad de vocalizaciones para comunicarse, incluyendo gritos fuertes que pueden ser escuchados a largas distancias, así como ronroneos y gruñidos para la comunicación cercana.

Son importantes dispersores de semillas, ayudando a mantener la biodiversidad del bosque de Madagascar. La destrucción de su hábitat no sólo amenaza su existencia sino también la salud del ecosistema en el que viven. Los lémures rufos son conocidos por su habilidad para realizar saltos impresionantes entre las ramas, lo que les permite moverse rápidamente a través del dosel del bosque. Además, muestran una alta fidelidad a sus territorios, rara vez abandonando su área de acción a menos que se vean obligados por la falta de recursos.

La vida social de los lémures rufos incluye una jerarquía matriarcal estricta, donde las hembras dominantes tienen prioridad en el acceso a los alimentos y lugares de descanso. Este sistema matriarcal también influye en la estructura reproductiva del grupo, con las hembras dominantes controlando el acceso de los machos a las oportunidades de apareamiento. En cautiverio, estos lémures han demostrado ser capaces de adaptarse bien, siempre y cuando se les proporcione un entorno enriquecido que simule su hábitat natural y permita expresar sus comportamientos naturales.

Los esfuerzos de conservación para los lémures rufos incluyen la creación de reservas protegidas y la implementación de programas de reproducción en cautiverio. Además, se están realizando esfuerzos para educar a las comunidades locales sobre la importancia de estos animales y promover prácticas sostenibles que beneficien tanto a los humanos como a los lémures. La investigación continua sobre el comportamiento, la ecología y la genética de los lémures rufos es crucial para desarrollar estrategias de conservación efectivas y garantizar la supervivencia de esta especie icónica de Madagascar.