Se trata de grandes águilas con cola larga y alas anchas. Las águilas de Harris miden entre 46 y 76 cm y tienen una envergadura de 100 a 120 cm. El plumaje de los adultos es marrón chocolate uniforme con hombros, coberteras superiores e inferiores y plumas de las patas rojizas. La cola es oscura, con las coberteras superior e inferior blancas y la base y la banda terminal blancas. Estas águilas también tienen patas fuertes y garras afiladas que les permiten capturar y sostener a sus presas con eficacia. Sus ojos son agudos, lo que les proporciona una visión excelente para localizar presas desde grandes alturas.
El pico del águila de Harris es robusto y curvado, ideal para desgarrar la carne de sus presas. Las plumas de la cola, que presentan una notable franja blanca en la base y en la punta, ayudan en la maniobrabilidad durante el vuelo. Los juveniles tienen un plumaje más claro que los adultos, con más variaciones de colores marrones y rojizos, y sus ojos son de un color gris azulado que se vuelve amarillo brillante a medida que maduran.
La estructura de sus alas les permite un vuelo sostenido y ágil, adecuado tanto para largas distancias como para maniobras rápidas y precisas durante la caza. Su plumaje, aunque predominantemente marrón, presenta una textura suave que minimiza el ruido durante el vuelo, ayudándoles a acercarse sigilosamente a sus presas. Además, sus patas musculosas y garras afiladas no solo les permiten capturar, sino también manipular y transportar presas de gran tamaño con gran habilidad.
Las águilas de Harris son no migratorias y diurnas. Forman grupos sociales complejos, que ayudan en el ciclo de nidificación. La mayoría de las veces estos grupos son tríos formados por dos machos y una hembra, pero no son infrecuentes los grupos de cuatro o cinco águilas. Este comportamiento social único les permite tener un mayor éxito en la caza y en la protección de sus territorios. Su dieta es versátil y varía en función de la disponibilidad de presas. Se alimentan sobre todo de pequeños mamíferos, como ratas y ratones, pero también de aves y lagartos. Suelen cazar en grupos de unos cinco individuos, lo que aumenta su tasa de éxito.
Las águilas de Harris se encuentran en varios hábitats, desde las tierras altas desérticas hasta los bosques. En las zonas urbanas, se les ve utilizando lavaderos, terrenos abiertos y zonas desérticas abiertas. Estos halcones pueden encontrarse entre 400 y 1.000 metros de altitud. Además, se adaptan bien a áreas agrícolas y zonas suburbanas, donde pueden encontrar presas fácilmente. Los nidos de estas águilas son grandes estructuras de palos, ubicados en árboles altos o en acantilados, donde las hembras ponen de dos a cuatro huevos que son incubados durante aproximadamente 35 días. Ambos padres participan en la alimentación y el cuidado de los polluelos hasta que son capaces de volar y cazar por sí mismos.
El trabajo en equipo durante la caza permite a las águilas de Harris abordar presas más grandes y difíciles, como conejos y liebres, que serían inaccesibles para un ave cazando sola. Este método de caza cooperativa es raro entre las aves rapaces y requiere una comunicación y coordinación sofisticadas entre los miembros del grupo. Su capacidad para adaptarse a una variedad de entornos y su dieta diversa las hace altamente resilientes frente a los cambios en el ecosistema, contribuyendo a su éxito como especie.
En estos grupos existe una estricta jerarquía de dominancia. La hembra reproductora, o alfa, es dominante sobre todos los demás del grupo. Ocasionalmente hay una segunda hembra que está subordinada a la hembra alfa, pero que domina a todos los demás machos del grupo. El macho reproductor, o alfa, es dominante sobre todos los demás machos del grupo. En el grupo suele haber un macho beta, que puede intentar, a menudo sin éxito, aparearse con la hembra alfa. Son capaces de depender de presas mucho mayores cuando cazan en grupo. Este aspecto de la caza en grupo y del reparto de alimentos aumenta las tasas de supervivencia de las aves como individuos. Además, esta cooperación social en la caza es rara entre las aves rapaces, lo que hace que las águilas de Harris sean un caso de estudio interesante para los biólogos.
Las águilas de Harris son conocidas por su inteligencia y capacidad de entrenamiento, lo que las convierte en una elección popular para la cetrería. Son una de las pocas aves rapaces que permiten a los humanos integrarse en su jerarquía social durante el entrenamiento, mostrando una adaptabilidad y confianza notables. En cautiverio, estas águilas pueden vivir hasta 20 años, y su disposición cooperativa y comportamiento social hacen que se adapten bien a la vida con humanos cuando se les proporciona el cuidado adecuado.
Los estudios sobre las águilas de Harris han revelado que tienen una memoria espacial avanzada y pueden recordar la ubicación de sus territorios de caza y nidos durante largos períodos. Su comportamiento de caza en grupo no solo aumenta la eficiencia, sino que también reduce el riesgo individual al repartir la tarea de capturar y procesar presas. Esta especie también muestra un notable uso de estrategias y tácticas durante la caza, adaptando sus métodos según el tipo de presa y el entorno.
En términos de conservación, aunque actualmente no están en peligro, las águilas de Harris enfrentan amenazas como la pérdida de hábitat y la disminución de la disponibilidad de presas. Los programas de conservación se centran en proteger sus hábitats naturales y en educar al público sobre la importancia de estas águilas en el ecosistema. La colaboración entre conservacionistas y cetreros ha sido crucial para monitorear las poblaciones silvestres y asegurar la continuidad de la especie.