¡Descubre a nuestras tortugas!
¡Bienvenidos al fascinante mundo de las tortugas en Mundomar! Estas criaturas antiguas y cautivadoras son una de las maravillas que puedes encontrar en el parque. Permíteme llevarte en un recorrido
Geochelone gigantea
Testudines
Testudinidae
Amenazada (vulnerable)
La tortuga gigante de Aldabra (Geochelone gigantea) es una tortuga de la familia Testudinidae que sólo habita en el atolón que le da nombre, Aldabra en el archipiélago de las Seychelles. Asimismo, ha sido introducida por el hombre en la isla de Unguja del archipiélago de Zanzíbar, Tanzania.
Después de la tortuga gigante de las Galápagos, es la tortuga más grande del mundo, pudiendo sobrepasar un metro de longitud. Los machos pueden llegar a pesar 250 kg, mientras que las hembras rozan los 150 kg. Como ocurre con otras tortugas, puede llegar a vivir más de 100 años. El caparazón en forma de cúpula es gris oscuro o negro. Las extremidades son muy robustas, elemento imprescindible para soportar el tremendo peso del animal. El cuello es desproporcionadamente largo, incluso para un animal tan grande, lo que le resulta útil para alcanzar las ramas bajas de los árboles, algunas localizadas hasta casi un metro de altura desde el suelo. Estas tortugas también tienen una piel gruesa y escamosa que les proporciona protección adicional contra depredadores y el clima.
El caparazón de estas tortugas, además de ser una barrera protectora, está diseñado para resistir presiones y golpes que podrían resultar fatales para otros animales. Este caparazón está compuesto por más de 50 huesos que incluyen costillas fusionadas y vértebras. La forma abovedada del caparazón no solo les proporciona protección, sino que también ayuda a mantener una temperatura corporal adecuada al crear un microclima interno que retiene el calor.
La piel gruesa y escamosa de las tortugas gigantes está compuesta de queratina, la misma sustancia que forma las uñas y el cabello humano, lo que les proporciona una protección adicional contra heridas y abrasiones. Sus patas delanteras, equipadas con garras fuertes y curvas, no solo les permiten cavar y moverse sobre terrenos difíciles, sino que también son esenciales para excavar nidos durante la temporada de apareamiento.
Además, las tortugas gigantes tienen pulmones grandes y eficientes que les permiten respirar fácilmente a pesar de su enorme tamaño. Estos pulmones están situados en la parte superior del caparazón, lo que facilita la entrada y salida de aire cuando la tortuga extiende o retrae su cuello.
Es una tortuga herbívora y se alimenta de hierba, hojas y tallos leñosos, aunque ocasionalmente puede complementar su dieta con invertebrados o carroña. En Mundomar reciben también frutas como la manzana o el plátano. A pesar de la disponibilidad de agua dulce en sus territorios, suelen obtener ésta de los alimentos que ingieren. Además, no temen la presencia del hombre, actúan completamente indiferentes ante éste y pueden comer de su mano. Estas tortugas habitan en islas tropicales y subtropicales, prefiriendo áreas con abundante vegetación y acceso a fuentes de alimento. Su hábitat incluye zonas de pastizales, bosques secos y áreas costeras. Su capacidad para almacenar agua y grasa les permite sobrevivir en condiciones difíciles, especialmente durante las temporadas secas.
En su hábitat natural, las tortugas gigantes juegan un papel crucial en el ecosistema como dispersores de semillas. A medida que se alimentan, ingieren semillas que luego excretan en diferentes áreas, ayudando a la regeneración de la vegetación. Este comportamiento no solo beneficia a las plantas, sino que también contribuye a mantener un hábitat saludable para otras especies.
Las tortugas gigantes son animales diurnos y pasan la mayor parte del día forrajeando y buscando alimento. Durante las horas más calurosas, buscan sombra para evitar el sobrecalentamiento. Sus madrigueras, que excavan con sus poderosas patas, no solo les proporcionan refugio del calor, sino también protección contra depredadores y un lugar seguro para poner sus huevos.
Aunque principalmente herbívoras, estas tortugas muestran una notable flexibilidad en su dieta, consumiendo una variedad de plantas suculentas y cactus durante la estación seca cuando otras fuentes de alimento son escasas. Esta capacidad de adaptación alimentaria es clave para su supervivencia en entornos cambiantes.
La madurez sexual viene determinada por el tamaño, no por la edad; de ahí que se considere sexualmente maduro cuando llega a la mitad del tamaño final. El apareamiento se produce entre los meses de febrero y mayo. La hembra pone entre 10 y 25 huevos. Hay una elevada tasa de infertilidad de los huevos, cerca del 60% no están fecundados. La incubación dura 8 meses y la eclosión se produce entre octubre y noviembre. Las crías, al nacer, son vulnerables a los depredadores, pero aquellas que sobreviven pueden vivir varias décadas, contribuyendo a la longevidad de la especie. Además, estas tortugas tienen una impresionante capacidad de orientación y memoria, que les permite recordar la ubicación de fuentes de agua y alimento a lo largo de grandes distancias y muchos años.
Durante la temporada de apareamiento, los machos pueden ser muy competitivos y se involucran en combates rituales donde se empujan y golpean con sus caparazones para ganar el derecho a aparearse con las hembras. Estos combates pueden durar varias horas y demuestran la increíble resistencia y fuerza de estos animales.
Las crías de tortuga gigante, a pesar de ser pequeñas y vulnerables al nacer, poseen un instinto innato para buscar refugio y alimento. Durante sus primeros años de vida, deben evadir numerosos depredadores, incluyendo aves rapaces, cangrejos y otros animales terrestres. Su crecimiento es lento, y alcanzan la madurez sexual después de varias décadas, lo que contribuye a su larga esperanza de vida.
Estas tortugas también son conocidas por su capacidad para entrar en un estado de letargo durante las condiciones ambientales extremas. Durante períodos de sequía o frío extremo, pueden reducir su metabolismo y permanecer en un estado inactivo, utilizando sus reservas de grasa y agua para sobrevivir hasta que las condiciones mejoren.
La longevidad de las tortugas gigantes ha sido objeto de numerosos estudios científicos, ya que su capacidad para vivir más de un siglo proporciona valiosas ideas sobre los procesos de envejecimiento y la resistencia a enfermedades. En cautiverio, con los cuidados adecuados, algunas tortugas gigantes han llegado a vivir hasta 150 años, lo que las convierte en uno de los animales terrestres más longevos del planeta.
Su capacidad de memoria y orientación no solo les ayuda a encontrar recursos esenciales, sino que también les permite regresar a sus lugares de anidación tradicionales, asegurando la continuidad de la especie en sus hábitats naturales. Estas habilidades cognitivas avanzadas son testimonio de la complejidad y adaptabilidad de estos fascinantes reptiles.
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Si vienes a Mundomar tendrás la oportunidad de conocer más de cerca el mundo animal, no obstante, hoy queremos que conozcáis más en profundidad a uno de los animales más
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